La nueva normalidad, nos fuerza a realizar cambios inminentes respecto a nuestra forma de socialización.
Y uno de los principales retos es el de generar nuevos espacios.
Me gusta pensar que nada ha sido casualidad y que existen momentos grandiosos por venir.
Que luego de tantos pasos, tantos retos y tantas carreras contra el reloj, tenemos miles de historias juntos aún por contar.
Me gusta pensar hasta el sol de hoy, que todo lo que nos ha ocurrido, no nos hace débiles, al contrario, nos vuelve más fuertes y resilientes, y reconocer cada pequeño gran logro que nos tiene en el aquí y en el ahora.
Que nos ha hecho reforzar nuestros objetivos y metas, y seguir cumpliendo día a día con ellas y con justa razón, luchar por las que aún nos quedan por cumplir.
Reflexionaba sobre esto hace unos días mientras bebía mi café mañanero, y sin duda alguna me confronté con el hecho de aceptar que aún tenemos miles de interrogantes, al intentar visualizar o adoptar nuevos espacios de intervención artística en su forma más primitiva, en cuanto al espacio, su distribución y las medidas de bioseguridad por aplicar.
Sin embargo, reconocí que en los momentos de más oscuridad es donde más se prueba nuestro ingenio y creatividad para buscar alternativas ante los retos y las adversidades.
Definitivamente este año, 2020, ha sido retador para todos, todas y todes, logrando darnos una cachetada, ante la realidad de que nada está escrito aún.
Nos ha sacado de la zona de confort, generando nuevas herramientas, métodos o alternativas para intentar rescatar la economía del país y de los sectores más afectados.
A sabiendas que las industrias creativas y culturales son uno de los sectores más importantes, ya que han ofrecido su mano para levantar ánimos en esta pandemia, y si bien los gobiernos de todo el mundo han entorpecido su accionar generando más trabas para apoyarlas, en vista de esto, en muchos países de la región se han conformado coaliciones para entablar acuerdos de apoyo a estas industrias, algunas de ellas siguen en proceso, otras ya ven un panorama más despejado.
Un ejemplo ocurre en Costa Rica, donde durante la pandemia se ha conformado la ‘Red de Emergencia Cultural’ descrita por los integrantes como: “Una comunidad que busca articular un plan de trabajo con acciones expuestas en el Manifiesto de artistas y trabajadores de la cultura costarricense". Esta iniciativa busca entablar diálogos con el gobierno y manifestar su descontento, exponiendo y promoviendo proyectos de ley. que busquen beneficiar y ayudar a las industrias creativas en Costa Rica.
Además han promovido el Proyecto de Ley de Emergencia y Salvamento Cultural, el cual se encuentra en corriente legislativa, buscando así que recursos destinados a actividades culturales que forman parte del programa Nacional del Bicentenario 2021 se destinen a fortalecer al sector cultural nacional de la forma más solidaria posible. (Puedes conocer más en su Instagram: @redemergenciaculturalcr)
Esta clase de iniciativas y coaliciones permiten que los sectores se organicen de manera eficiente, que se expandan los horizontes buscando unión y solidaridad en éstos tiempos en donde se necesitan acciones concretas y no solo proyectos que por lo general quedan en el aire.
Por otro lado, es del conocimiento de la gran mayoría que miles de familias dependen de esta economía naranja y que el apoyo de los gobiernos sería algo no solo excepcional sino también relevante y no únicamente para en este momento de pandemia, sino incluso para el futuro.
En Panamá, el Ministerio de Cultura, ha realizado un formulario llamado “Súmate Ya” para intentar recopilar la mayor cantidad de datos de actores culturales alrededor de todo el país y con esto poder orientar beneficios que el gobierno se encontraba distribuyendo. De igual manera, podemos ver que ha habido actividades culturales virtuales y un sinfín de contenido en las redes sociales en donde se puede disfrutar desde casa.
Sin duda, reinvención ha sido una palabra importante y comúnmente asociada a la economía naranja, ya que dentro de este sector siempre se busca un constante cambio y estar en movimiento, sin embargo, de nada vale reinventarse si los aparatos gubernamentales no ofrecen alternativas o nuevos planes de gestión cultural y artística de primera mano a los personajes que se encuentran en estos momentos buscando métodos de subsistir ante esta pandemia.
En otras palabras, adaptarse a estos nuevos lineamientos de bioseguridad para poder generar reactivación económica en las industrias creativas. Es evidente que el tema ha cobrado mucha importancia en redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, donde se encuentran muchas personas discutiendo al respecto y generando contenido de gran utilidad para lograr disminuir malestares que han afectado a toda la población mundial tales como: ansiedad, depresión, tristeza, entre otras. Pero, por otro lado, ¿hasta qué punto estamos generando espacios en donde nuevamente existan formas de interacción cara a cara, siempre y cuando se mantengan lineamientos de bioseguridad?
Esto considerando que gran parte de la población no tiene acceso a medios digitales, o a recursos en donde se les provea información pertinente para poder generar interacción entre sí.
En el caso de exhibiciones de arte, se han hecho propuestas al aire libre con medidas de bioseguridad y protocolos adecuados al espacio con una cantidad establecida de aforo. y en ciudades grandes como Nueva York y Londres se han realizado, con medidas muy rigurosas que eviten cualquier posible contagio.
Este es, sin duda, un contraste bastante evidente que nos reta a ofrecer alternativas eficientes e innovadoras ante todo el aparato de gestión de bioseguridad.
Es imperativo que como artistas o gestores culturales logremos reunir y valorizar la mayor cantidad de opciones o de propuestas que puedan servir para una gestión masiva, incluyendo ideas y opiniones que muchas veces nos saquen de nuestra zona de confort.
Para innovar debemos colaborar con ideas que no necesariamente se nos hacen familiares. Escuchar nuevas opiniones, buscar e investigar nuevos métodos.
Continuar retando a esta zona de confort y buscando que cada vez nos volvamos ‘’Más’’ en lugar de ‘’Menos’’.
Solo con esta premisa continuaremos generando un cambio positivo, y logrando establecer nuevas líneas y puentes de comunicación con los aparatos gubernamentales, y así poder sustentar nuevas propuestas que sean consideradas más eficaces para la sociedad.
Jair Abrego (1991), panameño criado en Costa Rica es un artista, músico y escritor. Ha realizado intervenciones sonoras abordando temas relacionando a las problemáticas actuales que atañen a la sociedad, como la indiferencia gubernamental, la corrupción, el lenguaje mediático y la violencia. Ha realizado performances en galerías y en conjunto con exhibiciones de otros artistas, entre ellas: Jacob Karpio Gallery (2013-2014), Artflow Galería (2013), Idán Zaresky "Sorpresa Event" Exhibition- Villa Caletas(2015), Plaza Catedral, Panamá City (2016), MADC (2016).