Cuando un grupo de jóvenes se reúne en una universidad a promover los sistemas de código abierto, los empresarios los miran con condescendencia y los tratan de idealistas y un poco ingenuos.
Hace un par de días Elon Musk CEO de Tesla Motors, fabricante de la línea de autos eléctricos más innovadores e importantes del mundo, anunció que abrirá sus patentes a todo el mundo, en otras palabras que va a permitir que quien lo desee, use sus patentes sin pagar…leyó usted bien SIN PAGAR.
Para decirlo de una forma más técnica, Tesla Motors pondrá sus patentes bajo licencia “Creative Commons”, una licencia que permite que las personas las usen de forma libre. Cada patente debió costar mucho tiempo y dinero, el hecho que alguien “regale” semejante cosa parece no tener sentido, y sin embargo, lo tiene.
El modelo de innovación abierta ha probado ser la llave en la generación de nuevos esquemas de negocio. Cuando una idea se encierra, le pasa lo mismo que al agua de un florero, después de un tiempo no sirve para nada y nadie la quiere…hasta huele mal. La estrategia de Tesla Motors es la de ampliar el ecosistema de los autos eléctricos, si más y más personas hacen aplicaciones y servicios para este, el pastel del negocio será más atractivo, pues la cuestión no es querer un pedazo más grande del pastel, es hacer un pastel más grande y cortar uno mismo el pedazo.
En nuestros países tenemos todavía la tara de pretender controlar el conocimiento, de crear la escasez y luego ser los únicos con la “distribución exclusiva” de la solución. En el mundo conectado de hoy lo único exclusivo es la estupidez, pues las personas encuentran las soluciones allí donde estén y las comparten.
Como gestor de CoworkingPTY, que es un espacio de innovación y coworking en Panamá, tengo a menudo conversaciones con personas que me dicen “tengo una idea, pero me da miedo que si la digo me la copien…”, normalmente yo le contesto con dos o tres ideas mías y luego les digo “si las sacan adelante, me llaman, pues me interesa que hagamos negocios, es preferible ser dueño del 20% de algo que funciona a ser el dueño del 100 % de algo que nunca arrancó”.
Los consumidores pasivos se acabaron, ahora tenemos consumidores que producen o “prosumidores”, cada uno representa una red de gente y venderles algo implica lograr que crean en un concepto. La innovación abierta incluye a los “prosumidores”, la mejor forma de lograr que un producto o servicio sea de su agrado, es permitiéndoles “co-crearlo” darles las herramientas para que puedan participar en la propia satisfacción de sus necesidades.
El usuario común no sabe que Google tiene su código abierto, cualquiera puede “copiarse” y hacer otro Google, o un android o un twitter. Así las cosas ya no parecen tan ingenuos los muchachos del comienzo de este artículo, por el contrario son visionarios que entendieron que si se crean cosas que se pueden compartir con facilidad y que generan confianza por no tener “bolsillos ocultos”, y encima que permiten que otros los usen para crear cosas nuevas, tienen en sus manos un nuevo ecosistema que de seguro generan negocios para ellos y mucha gente más. Por lo pronto, creo que el momento en que pueda comprar un auto eléctrico, aquí en la ciudad donde vivo, se acerca cada vez más.